miércoles, 15 de junio de 2011

Chapter One I.

Nadie dijo que sería fácil.
Emilia abrió sus ojos esa mañana con un suave suspiro al ver el amanecer. Despertó con la salida del sol, algo no muy común. Y solo algo llamó su atención y la hizo quedarse meditando por un instante, era algo que no entendía porqué estaba en su mente. Una apacible pero fuerte voz hacía eco en su cabeza "Nadie dijo que sería fácil". Entre tanto que pensaba, dejó de lado su mente por un rato y sonrió. Era su cumpleaños.
La entrada a la casa estaba marcada por un sendero decorado con tulipanes y amapolas a los costados, y todo el jardín bañado con un brillante y sedoso pasto verde. Para lo cual, caminar por ahí a eso del amanecer, era realmente como caminar con el sol. Todo estaba brillantemente delineado para que a cada puesta y salida de sol, el jardín de la casa se iluminara como si uno fuera a sentirse en el paraíso. Solo una paz inexplicable y una permanente sonrisa podía dibujarse en esos preciados segundos. Sencillamente nada podía empañar aquellos magnánimos momentos; ni siquiera un día nublado o lluvioso, ya que para todo ello, había previsto un suave rociador de agua entre las flores, el pasto y algunas rosas, que te hacían olvidar completamente la ausencia del sol. ¿Sabes? la sensación al pasar por ahí era semejante a una caricia delicada sobre tu piel, una caricia que dice más que un te quiero, una caricia que se clava hasta lo más profundo de tus huesos... Todo estaba tan armónicamente ordenado, tan sencillamente decorado, tan inteligente-mente planeado que daban ganas de nunca jamás alejarse de ahí, ni aún Emilia pensaba siquiera por un segundo imaginar su vida fuera de su hogar, de aquel jardín que con tanta alegría vio ser construido.
Nada pasaba por la cabeza de Emilia, solo el estruendo de la frase al despertar. Intentó preguntarse cosas, cuestionarse su presente... pero no. Se levantó de la cama con mucha alegría pues los "15" años eran anhelados. Abrió las cortinas de su pieza y se detuvo un momento para ver a los pajaritos cantar, además del bello espectáculo que emitía el sol al nacer entre las montañas. Se dirigió con rapidez al patio de su casa para sentarse sobre su silla preferida para ser una espectadora más del concierto dado por la naturaleza. Definitivamente era lo que Emilia más amaba.
-Podría quedarme aquí toda la vida...

-Estás completamente loco, deberían llevarte preso!
-...(suspiro) Se trata solo de vivir, y a ti te hace mucha falta (risas)
-Okey okey ganaste como siempre! aunque debo reconocer que me impresionaste  Tony
- (sonríe) okey.
Bajo el cielo celeste y cálido una conversación entre amigos marcaba el día. Antony y Lucas eran amigos desde los 15 años, compartiendo una amistad que nació en una sala de clases años atrás, y que ahora se proyectaría en la universidad. Antony había llegado como alumno de intercambio a un prestigioso colegio de Santiago a eso de los 15 años, haciéndose amigo intimo de Lucas y disfrutando los seis meses de estadía que duraba su intercambio. Fue tanto el amor por aquella ciudad que decidió volver cada año hasta que ingresó a la universidad junto a su amigo Lucas. La vida en New York era muy diferente a la que se vivía en Chile, sin embargo no le costó adaptarse. Amó la rutina y la forma de vida de los chilenos, el aire contaminado no era obstáculo para los sueños de Antony, quién amaba la lectura y la música. Su amigo, estudiaba periodismo en una prestigiosa universidad, soñaba con recorrer el mundo haciendo valiosos y riesgosos reportajes, para lo cual, se preparaba con mucho vigor y responsabilidad. La amistad de ambos era muy sincera y sencilla, disfrutaban de cosas simples de la vida, sin dejar de lado obvio, su buen carrete. Las noches de la bohemia porteña eran las que más disfrutaban, una vez al mes por lo menos, trataban de viajar a Valparaíso para disfrutar una o unas noches. Mientras que Lucas estudiaba, Antony aún no se decidía qué estudiar, por lo mismo entró a un bachillerato ubicado en la misma universidad que la de Lucas y de vez en cuando hacía una que otra actividad para aprender cosas nuevas.
Caminando por el paseo 21 de mayo en Valparaíso y tomando un par de fotos para un reportaje que estaban llevando a cabo se detuvieron para ver el proceso que llevaban las maquinas que manejaban los containers. Antony se quedó plasmado por un momento al ver todo el panorama que la bahía presentaba.
-nunca me había detenido pacientemente a ver todo este espectáculo que nos ofrece la naturaleza. Señaló Antony. Mientras sin darse cuenta, su amigo Lucas le tomaba unas fotografías.
Sin duda amaban Valparaíso y nunca se cansaban de recorrerlo, ya que siempre encontraban detalles nuevos.
Y claro, un nuevo detalle marcaría ahora la diferencia.

¿Qué pretendes con todo esto?.